
Luego, durante el período Muromachi (1392-1573) el zen se popularizó entre los Samurai como una disciplina necesaria para realizar la acción correcta en momentos difíciles. El jardín tipo "paisaje seco" (kare-sansui), realizado con rocas y arena en estrechos espacios ubicados frente a los cuartos de meditación comenzó a aparecer en los Templos. Sin el uso de agua, la arena y las rocas simularon su presencia en forma de ríos o ambientes oceánicos.
En el jardín japonés se expresa espiritualidad, en el sentido de que en él no hay riqueza material, sino la pureza de cosas simples y austeras. Los elementos son sólo objetos naturales y que mediante su perfecta colocación hacen que el jardín se convierta en una obra para la contemplación.
Estos pequeños Jardines Zen animan a crear o simplemente, a jugar. Nos permiten reflejar nuestros sentimientos más profundos mediante el diseño y los modelos que podemos dibujar. Nos aportaran calma, harán volar la mente, refrescarán nuestra alma y nos acercarán a la realidad de nuestra naturaleza más secreta. Para los japoneses es un instrumento de meditación y relajación mientras que en Occidente se considera una buena alternativa de antídoto contra el estrés de la vida moderna.
Permiten dar descanso a nuestra mente, focalizando nuestras preocupaciones en un solo punto. Tranquilizando la ansiedad, la angustia y los miedos.
Elementos de un Jardin Zen
Para apreciar los jardines Zen es importante comprender por qué y de qué forma son importantes para los japoneses sus elementos:
Arena: Representa la plataforma sobre la cual existimos, se considera como un elemento que absorbe, recicla y transmuta la energía a través de su magnetismo. Su presencia nos ayuda a neutralizar las frecuencias nocivas, todos los pensamientos, emociones, actitudes y energía negativa se transmutan, creando un ambiente de tranquilidad y serenidad.
Cuarzo: Son seres vivientes de la tierra, que por sus cualidades especiales, permiten recibir, almacenar y transmitir energía positiva. En el Jardín Zen, la arena de cuarzo actúa como un generador permanente de energía, ayudando a crear una sensación de armonía y equilibrio en los espacios.
Piedras: Las piedras representan los obstáculos y tropiezos que enfrentamos a lo largo de nuestra existencia. Sin importar que tan grandes o pequeños son, siempre nos dejan una enseñanza. Nada pasa por casualidad, todo tiene un motivo de causa y efecto. Las rocas simbolizan las experiencias y los peldaños que avanzamos en nuestra vida.
Velas: Las velas nos iluminan el camino a seguir. Concentrándose en la luz de la llama encendida, observando los surcos que son nuestros propios caminos, podemos recibir la claridad que viene de la calma y la meditación.


QUERIA SUBIR ESTO PORQUE ES ALGO Q ADOPTE HACE YA UN ALRGO TIEMPO...
Y LA VERDAD Q AYUDA MUCHO...
ESPIRITUALIDAD AL MAXIMO...
ME ENCANTAN ESTAS COSAS!!
SIN MAS...
http://www.seanfelices.com.ar/
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SEAN FELICES...
...FacU!!!
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